Artemisia Gentileschi, los estigmas de una violación

 

       Cerró la habitación con llave y una vez cerrada me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y lo metió dentro. Y le arañé la cara y le tiré de los pelos y antes de que pusiera dentro de mí el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de carne…

 

Así describe Artemisia la violación que sufrió con 18 años de manos de un amigo de su padre, en el juicio denigrante que le tocó sufrir, donde los métodos inquisitoriales del tribunal le reportaron tanto violencia física como psicológica.

Y es que la víctima debía someterse al consabido y humillante examen ginecológico delante de la audiencia y enfrentarse a la tortura.

Artemisia era hija de un pintor tenebrista italiano – Oracio Gentileschi – que al ver el talento natural de su hija la enseño y promocionó en su arte en la Roma barroca del XVII.

En las actas del juicio que se conservan, nos ha llegado que  le apretaron los dedos – herramienta con la que trabajaba Artemisia – con una cuerda para ver si decía la verdad…

Ya con 17 años – antes de la violación – Artemisia pinta su primer cuadro “Susana y los viejos” donde la muestra rechazando violentamente a estos, en una clara protesta que será distintiva de su arte y que se agudizará tras el episodio luctuoso de su violación sexual.

Como no podía ser de otra manera dada la época – aunque muchos acontecimientos actuales nos acerquen a ella lamentablemente – el juicio solo le reportó al violador la condena de exiliarse de Roma.

Por supuesto para restituirle la honra perdida, su padre la casó con un pintor menor que la llevó a Florencia. Allí, Artemisia disfrutó de un gran éxito, se convirtió en pintora de los Medicci y fue la primera mujer de la Historia del arte  en ingresar en la Accademia del Disegno de Florencia.

En su obra “Judith decapitando a Holofernes”, Artemisia exorciza su dolor frente a la violación sufrida. El cuadro no deja indiferente a nadie que lo contemple – aunque no supiéramos la historia, sorprende por su ferocidad.

Allí vemos un autorretrato de Artemisia en la figura de Judith, que ayudada por una criada, empuña una espada justiciera decapitando a Holofernes – que tiene el rostro de su violador – una venganza, que así se convierte en eterna.

En la Galería Ufizzi de Florencia, donde se muestra este cuadro, siempre hay un grupo de gente que se queda paralizada ante él, no deja indiferente a nadie…

 

Reflexión para la Historia

Salvando las distancias, las noticias que nos asolan continuamente nos enfrentan a la realidad de que a pesar del tiempo transcurrido queda todavía mucho que recorrer…

El tema de la violencia sexual ejercida sobre los débiles, especialmente sobre las mujeres, es algo que ha sucedido en todas las épocas. Deberíamos reflexionar sobre cuál es el papel de la sociedad actual y su implicación en este controvertido tema, y sobre todo para que la víctima no quede desprotegida.

Es bien sabido que el arte utiliza lo vivido para crear belleza, pero Artemisia consigue algo más: exorcizar sus fantasmas y dar un mensaje de fortaleza ante algo tan terrible como una violación.

Ella, ayudada por su carácter y dotada de unas herramientas no siempre al alcance de todo el mundo, pudo hacerlo. Las victimas de estas agresiones no siempre logran superarlo. Deberían tener nuestro apoyo moral y sobre todo social para conseguirlo.