De entre todos los dioses de las religiones antiguas, una de las figuras peor tratadas por nuestra cultura y sociedad es la de Venus.
No es de extrañar, ya que se trata de una imagen femenina que nos habla de libertad, erotismo y sensualidad – sin trabas – individualismo y capacidad de elección, fundamentalmente en el campo de las relaciones y el amor.
El hecho de que sea una figura femenina no significa que sea importante únicamente para las mujeres, ya que toda figura mitológica, sea del género que sea, se halla integrada por igual en el interior de todas las personas.
Se acusa a Venus de frívola, vanidosa, egoísta y voluptuosa, cuando no se le llama directamente prostituta.
Como veremos, si se hace un estudio serio de los datos que nos aporta la tradición, veremos que sus características son muy distintas. Nos transmitirá entonces, un mensaje de independencia, afirmación y una muy sana autoestima.
La figura de Venus, con algunas variantes, es una figura recurrente en diversas culturas a lo largo de milenios. Mencionemos por ejemplo a Hathor (Egipto), Astarté (Fenicia), Ishtar (Babilonia) y Afrodita (Grecia).
La primera contradicción que nos encontramos en estas diosas, es que son meretrices y vírgenes a la vez, manteniendo relaciones sexuales cuando lo desean. Esto no es difícil de entender si sabemos que etimológicamente, la palabra “virgo” quiere decir “dueña de sí misma” o soltera.
Aquí tenemos un primer esbozo del carácter de Venus: no pertenece a nadie, ella manda en su vida, y además dispone libremente de su cuerpo. ¡No es de extrañar que las culturas posteriores intentaran erradicar ésta imagen con todas sus fuerzas!
Leyendo los diferentes relatos de éste personaje, vemos además que no se deja limitar ni por las leyes, ni por la familia: lo principal es sentirse gozosa y feliz, para luego poder transmitir ése gozo y felicidad al resto de las personas.
Es una iniciadora, porque a través del despertar sexual – de la atracción sentida por el otro – nos ayuda a cortar con el cordón umbilical, preparándonos para ser adultos.
Ella encarna a la amada, su enseñanza es el arte de amar y explorar la dicha que esto supone, creativamente y sin trabas.
Es ésta una imagen bastante alejada de la mujer entregada, sometida y sufriente, por lo que en un orden social muy opresivo, puede llegar a ser una imagen peligrosa.
Cuando decide lo que desea en la vida puede llegar a ser insensible, pero jamás utilizará la culpa ni manipulará a los demás. Expresa siempre sus deseos a plena luz del día, con la conciencia de que son legítimos.
Mantiene relaciones humanas porque a ella le resultan gratificantes, no para contentar a los demás. Por eso a través de las relaciones, nos aproximamos a nuestros propios valores y deseos individuales.
Simboliza la eterna juventud del alma y también la elección, ya que una de las dificultades de la vida es seleccionar lo que más nos interesa. Por eso es tan importante saber lo que apreciamos y deseamos, para elegir lo qué es más adecuado en ese momento para nosotros.
Esta diosa se ama ante todo a sí misma, pero curiosamente no ve la necesidad de perjudicar a nadie, aunque no huye del conflicto a la hora de hacer valer sus derechos, teniendo una gran confianza en sí misma.
Todo en la vida tiene reflejo en su alma: Es por ello que uno de sus símbolos es el espejo. Porque según valoramos, así elegimos. Siendo éste su atributo menos evidente pero el más importante.
Si tiene que elegir entre independencia y que la cuiden a costa de su libertad, no se lo pensará dos veces. No se la puede comprar.
En las relaciones, busca siempre alguien con quien reflejar su personalidad, pero jamás alguien que complete sus carencias.
Venus refleja también el criterio propio y la capacidad de hacerse preguntas, de estar continuamente afinando criterios y, sobre todo, de pensar en lo que se quiere, lo que se desea y lo que se necesita, que no siempre es la misma cosa.
Espero que hayas considerado interesante ésta breve aproximación a la imagen de Venus. Recuerda que sólo es una de las muchas imágenes que cada persona lleva en su interior.
Como iremos viendo, la Mitología da imágenes que la Psicología actual puede utilizar.