En la región de Turena, en la ciudad de Amboise arrullada por el Loira se encuentra el castillo de Clos Lucé, a solo 800 metros del castillo real.
Este castillo será conocido por servir como última morada a uno de los genios más universales: el renacentista florentino Leonardo da Vinci, tras la invitación del rey Francisco I de Francia.
Desde 1516 a 1519 – sus últimos tres años de vida – Leonardo vivirá feliz, inmerso en sus infinitos proyectos, amparado y alentado, no solo por el rey francés, sino también por su hermana la princesa Margarita de Navarra.
Leonardo para agradecer al rey y a su familia sus favores, les invita a un gran banquete nocturno en Clos Lucé, y les ofrece un gran espectáculo de luces y colores. Simulando los planetas y sus trayectorias – sorprende a todos – y los 400 candelabros utilizados, hacen parecer que ha amanecido.
Francisco I, será su mecenas, tratándolo con todos los honores, y dándole toda la libertad para que expanda su enorme creatividad y talento, en los proyectos que le encarga. Así Leonardo vivirá feliz pintando, diseñando planos arquitectónicos, urbanísticos, ingeniería…
El rey disfruta de Leonardo y de su amistad, así, lo visita frecuentemente. Los imaginamos en los jardines de Clos Lucé, el monarca conversando con él e impregnándose de su sabiduría. Es tal el afecto del rey, que se dice estuvo presente el día de la muerte de Leonardo – su padre espiritual – asistiéndolo.
No lo podemos saber a ciencia cierta, pero lo que sí ha transcendido es la oportunidad que le concedió a Leonardo para que se expresara sin cortapisas, para dar rienda suelta a todas sus ideas, a veces alejadas de la idea forjada del genio, como la creación de grandes fiestas para la Corte, donde diseñaba escenografías, trajes y máscaras influyendo así en la moda de la época.
Prueba de esto, son los espacios dentro del castillo donde trabajaba Leonardo, así nos encontramos con su taller dividido en tres talleres: el de pintor, el del escultor y el de dibujos, donde seguramente estarían sus obras traídas de Italia, la famosa Gioconda, San Juan Bautista y la Virgen con el niño y Santa Ana, sus preferidas, además de sus numerosos bocetos.
También nos encontramos con su laboratorio o “gabinete de maravillas”, con su biblioteca personal, donde están sus manuscritos, códices, herbarios, fósiles, astrolabios, artilugios que tanto apasionaban a Leonardo.
Pero tal vez lo que más nos sorprenda es la sala de maquetas con su colección de inventos que maravillan por la intuición futurista de sus diseños. También nos podemos encontrar estos artefactos por los jardines del castillo, y nos podemos entretener en manipular estas maquetas móviles gigantes.
Sin lugar a dudas, la visita a Clos Lucé, es una buena opción si nos encontramos en el Valle del Loira y merece una visita entre toda la oferta de hermosos castillos y palacios por lo que es conocida la región.
Para saber más:
Qué interesante, seguid así chicos…