Si has escuchado esto muchas veces a lo largo de tu vida, es muy posible que seas una persona con capacidades alternativas.

Tal vez te critiquen lo que consideran un exceso de imaginación.

O puede que sea un gran idealismo.

O el vivir con tanta intensidad un tema, que parece que es una obsesión.

O esa insaciable curiosidad que a menudo te devora…

Podríamos seguir con ésta lista durante bastante tiempo.

Pero lo importante es que para los demás, estas actitudes tuyas no son ni normales ni adecuadas.

Tal vez le echen la culpa a una falta de realismo, o de madurez, o de estabilidad,….

Pero ¿y si se equivocan?.

¿Y si todo esto no fuera otra cosa  que un don que la gente no llega a comprender?.

Veámoslo de otra forma:

Eres una persona con una gran capacidad mental.

Te pasas todo el día pensando, pero lo haces con tanta intensidad, que al final lo que tienes en mente te parece real.

Y eres capaz de ver muchos de los posibles desenlaces de algo que está sucediendo ahora mismo.

Te imaginas las cosas con tanta potencia, que no te parecen fantasías, sino cosas consistentes.

Estás continuamente analizando del derecho y del revés los aspectos de todo lo que pasa por tu vida,…

Todo esto que acabamos de citar y mucho más se debe a tener una mente que de forma natural trabaja horas extras.

Se trata de una mente que necesita continuamente desafíos, nuevas actividades y conocimientos para seguir funcionando, pero a la que la falta de estímulos o un entorno rutinario le hacen daño.

La mala noticia es que la mayor parte de las personas que poseen ésta cualidad se enfrentan a la crítica continua y no son conscientes del potencial que en realidad poseen.

La buena noticia es que ésta característica se puede educar y utilizar para mejorar la calidad de vida.

Lo que no se puede hacer es renunciar a ser como se es.

Da igual lo que diga el entorno.

La próxima vez que nos digan ”¿En qué mundo vives?”, en lugar de avergonzarnos, tal vez debamos pensar: “No entiendes nada”.