En el valle del Baztán, en Navarra, se encuentra la población de Zugarramurdi muy cerca de la frontera francesa. Un lugar conocido por sus paisajes y sus cuevas.
Las cuevas situadas en un paraje idílico – muy cerca de la localidad – se sabe por excavaciones que desde muy antiguo fueron habitadas, ya que se encontraron restos arqueológicos prehistóricos.
Pero por lo que estas cuevas son famosas, es porque al parecer, es donde la gente del lugar, se reunía para realizar ritos de “brujería”. La palabra del euskera «akelarre» (prado del Cabrón), viene del prado que está al lado de las cuevas de Zugarramurdi, y, era la forma que supuestamente tomaba el Diablo en estas reuniones.
Estos ritos, seguramente ancestrales y de origen pagano que todavía subsistían – como en otros lugares también apartados – estarían muy mezclados con el culto a la Naturaleza, ritos de sanación, las leyendas, la superstición, la religión cristiana, el miedo al Diablo…
Todo se precipitó en 1610 cuando la Inquisición, por una serie de acusaciones cruzadas entre vecinos de la población, tomó cartas en el asunto con el resultado de cuarenta personas acusadas de ser brujas, condenando a doce a la hoguera, 5 de ellas en efigies de madera ya que habían fallecido en prisión.
Seguramente hubo muy poco de sobrenatural y mucho de las “bajas pasiones humanas”. Las ejecuciones se basaron en la mayor parte de los casos en testimonios basados en supersticiones y enemistades entre vecinos, por cuestiones de envidias, desamores, lindes, querellas vecinales…
A parte del atractivo de ver los lugares donde sucedieron los acontecimientos, las bellezas de las cuevas y su recorrido merecen la pena, sobre todo la de su cavidad más grande atravesada por la llamada: Regata del Infierno o «Infernuko Erreka».
De una forma lúdica y amena se va transitando además de por las cuevas, por veredas, puentes de madera, galerías… haciendo un interesante recorrido entre la naturaleza y la historia.
También de las brujas y su historia se han hecho varias películas españolas como: «Akelarre» – más histórica – y la comedia, que recoge más la leyenda «Las brujas de Zugarramurdi», ambas muy recomendables.
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