Ya sabes lo que te voy a decir:
Que casi todo lo que vivimos ya lo han vivido otras personas antes de nosotros.
Que la historia, si sabemos mirarla, es la gran Maestra.
Que el ser humano, en realidad, en lo más profundo, apenas cambia con el paso del tiempo.
Que, como dice el mago Merlín en la película “Excalibur”, “La gran maldición del ser humano es el olvido”.
Sí, podemos decir estas cosas y muchas más.
Pero hoy, más que hablar de generalidades, nos vamos a centrar en un paisaje, una estampa, un momento.
El momento en el que Marco Antonio, tras toda una vida de luchas y de guerras, se da cuenta de que ha perdido.
Ha perdido todo por lo que vivió.
Y en este caso, la historia nos da una lección de entereza, porque también es importante el saber mirar a la pérdida de forma serena, equilibrada…
Pero quizá sea mejor que todo esto te lo cuente un poema, porque la poesía va más allá de las palabras.
Que el dios abandonaba a Antonio
(Poemas Canónicos, 1895-1915)
Cuando de repente, a medianoche, se escuche
pasar una comparsa invisible
con músicas maravillosas – con vocerío –
tu suerte que ya declina,
tus obras que fracasaron,
los planes de tu vida que resultaron todos ilusiones,
no llores inútilmente…
Como preparado desde tiempo atrás,
como valiente,
di adiós a Alejandría que se aleja.
Sobre todo no te engañes,
no digas que fue un sueño,
que se engañó tu oído:
no aceptes tales vanas esperanzas.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
como te corresponde a ti que de tal ciudad fuiste digno,
acércate resueltamente a la ventana,
y escucha con emoción,
mas no con los ruegos y lamentos de los cobardes,
como último placer los sones,
los maravillosos instrumentos del cortejo misterioso,
y dile adiós, a la Alejandría que pierdes.
Constantino Cavafis
No hay más que decir.
Saludos.