Los seres humanos tenemos cinco sentidos, entre los que destaca la vista.

Como animales hemos desarrollado principalmente la función de ver, esto afecta entre otras cosas a nuestro mundo emocional, que en la vista se expresa sobre todo por el color y sus matices.

También es verdad, que hay gente que parece tener un talento especial para la combinación de colores, y que sus composiciones a su vez, nos hacen introducirnos en su mundo – este es el caso de los artistas, pintores, fotógrafos, publicistas…

Pero aún así, también hay personas que sin dedicarse al arte, perciben los colores de la naturaleza de una forma que enseguida conectan con su mundo emocional. Los que se detienen, no solamente ante un atardecer bello – que también – sino en momentos lumínicos, contrastes y detalles, en los que nosotros no hemos reparado.

También tenemos que tener en cuenta, que si la vista es prioritaria para los seres humanos – y para algunos, en especial – los otros sentidos pueden ser en cada caso, muy importantes para cada cual, percibiéndolos como algo a tener en cuenta, de una forma específica.

De tal forma, nos encontramos con personas que tienen muy acusado el sentido del olfato, que no solo pueden oler aromas a gran distancia, o en una casa un ambiente enrarecido – que les urge a abrir rápidamente puertas y ventanas – sino que también los olores tienen el poder de evocar recuerdos, imágenes, colores, emociones…

En el caso del gusto, un sabor asociado a algo placentero o su contrario, nos lleva a sentirnos bien o mal, según sea el caso. Pero en las personas que tienen más aptitudes en percibirlo, no solo sabrán casar sabores dispares con efectos sorprendentes – como en el caso de los buenos cocineros – sino que estos sabores, les harán evocar otros territorios.

En cuanto al tacto, hay gente que tiene una especial sensibilidad con la piel, le hacen daño las etiquetas de la ropa, piedrecillas en el zapato  – por mínimas que sean – vamos, personas que son autenticas “princesas del guisante”, y tendrán la necesidad de sentir suavidad en las texturas, que les lleva a una sensación de abrigo, bienestar  y protección.

Lo mismo pasa con el oído, este sentido es más evidente ver cómo funciona, ya que enseguida nos trae la imagen del músico y su capacidad de hacernos evocar…

Pero en una persona normal, aunque no destaque en la composición, puede notar que este sentido es prioritario para él, si cuando por ejemplo está con amigos y las conversaciones suben de tono, enseguida las percibe como agresivas. Esto es porque tiene una gran sensibilidad ante los sonidos.

Es decir, que aparte de la vista, podemos tener otro sentido – y algunas veces hasta dos -muy prioritarios, y esto es esencial para comprender cómo somos, y qué hace de resorte para que se manifiesten más rápidamente nuestras emociones.