La condesa de Vilches por Madrazo. 1853. Museo del Prado

Sin duda este retrato de la pintura romántica española del siglo XIX pintada por Madrazo no deja indiferente. Se ha convertido en un icono de belleza desde que el Museo del Prado editó el último catálogo de pintura del siglo XIX  en donde aparece este hermoso retrato como portada.

Pintada sobre un fondo verdoso, Amalia de Llano que así se llamaba la condesa, resalta a través de su vestido azul  celeste y sobre todo por su tez, que  aunque pálida, resulta fresca y  atractiva enmarcada en su oscuro cabello primorosamente peinado.

La postura de  la condesa – moderna para la pintura española de la época e influenciada por la pintura francesa de Ingres – se inclina lateralmente  hacia el espectador en un ademán lleno de encanto, sutileza y seducción que el ligero mohín de su boca y el brillo travieso de sus ojos parecen remarcar.

Esta estudiada relajación apunta a la amistad del pintor con la propia condesa de Vilches, ambos pertenecientes a los mismos círculos cultos y aristocráticos del Madrid de su tiempo, donde la condesa tenía una activa participación, tanto en la organización de eventos culturales como en su contribución en veladas musicales y literarias.

Tanto es así que además de adaptar varias obras para las veladas artísticas, llegó a escribir dos novelas: Ledia y Berta que navegan entre el relato romántico y el costumbrista,  no exentos de los grandes temas de la época y que – aunque discretamente – le valió la estimación del mundo literario.

Madrazo parece querer reflejar en la posición de la mano al tomar el abanico, esos gustos literarios y el afán por escribir de la retratada. Mientras con la otra, se roza el ovalo encantador de su rostro. Parece querer seducirnos tanto con su belleza física como con su talento, en un gesto a la vez coqueto y divertido.

Sin duda la condesa de Vilches era una mujer inteligente, de buen trato, con chispa en las maneras y de ágil conversación, pero también era hermosa tal y como se nos muestra en el retrato que su amigo Federico de Madrazo le realizó, donde acentúa la redondez de sus hombros y las curvas se acentúan por toda la composición.

Sin duda estamos ante uno de los mejores retratos de la pintura española.

 

Para saber más:

www.museodelprado.es