Se aprenden muchas cosas preguntando a los ancianos.

En realidad están deseando que alguien les pregunte para explicar lo que han aprendido de la vida.

Y una de esas cosas es cómo vivir felices.

Como todo el mundo sabe, hay ancianos que viven tristes y amargados.

Y hay otros que viven sacando lo mejor de cada día.

¿Por qué esto es así?

La respuesta es tan fácil como ir y preguntarle a un anciano feliz.

Y eso hemos hecho, no una, sino varias veces.

La respuesta siempre ha sido la misma.

Todos nos han dicho: “Vivo contento porque no tengo tiempo para amargarme”.

Esta respuesta es un poco rara, así que siempre les decimos:

“Estás jubilado, tienes todo el tiempo del mundo. No entiendo tu respuesta”.

“No me has entendido”-dice el  anciano- “no te estoy hablando del tiempo que tengo libre todos los días, sino del tiempo que me queda de vida».

«Para el poco tiempo que me queda, no merece la pena vivir amargado”.

Ésta respuesta da la razón a las últimas investigaciones en psicología:

Nuestro bienestar depende de en qué aspectos centramos nuestra atención.

Si aprendes a fijarte en las cosas buenas, si visitas tus recuerdos más bonitos y si muestras agradecimiento por lo que tienes, serás una persona razonablemente feliz.

Pero la pregunta final es:

Si algunos ancianos han aprendido a hacerlo,

¿ Por qué no lo aprendemos todos los demás?

Está en nuestra mano.