No nos equivoquemos: las sectas destructivas buscan dinero, poder, sexo, o una combinación de las tres.
En realidad, la estructura de una secta es sorprendentemente sencilla:
- Un líder carismático y adorado, que está en la cumbre de la jerarquía.
- Un grupo de personas secundarias, que conforman la estructura de la secta.
- Los acólitos, que son aquellos de los que se obtiene lo que la secta desea conseguir.
La ideología puede ser de lo más variada: puede ser una variante de alguna de las grandes religiones del mundo, puede ser un refrito de creencias y rituales, puede ser una ideología política,…
Aunque en apariencia los estilos de funcionamiento pueden ser diferentes, los métodos básicos de funcionamiento son siempre los mismos:
- Captación de acólitos: Generalmente personas aisladas, que desean pertenecer a un grupo humano, o que sienten que en su vida falta algo.
- También se capta a personas que están atravesando una crisis personal, como por ejemplo personas que acaban de perder a un ser querido, recién divorciadas o que han sido despedidas del ámbito laboral.
Una vez captada la persona se hace que su primera experiencia sea agradable, que se sienta integrada en el grupo.
Después se hace lo que los manipuladores llevan haciendo desde el principio de los tiempos : si la persona no está lo suficientemente débil, se busca la forma de debilitarla para poder manejarla a placer (sometiéndole a dietas excesivas, minándole la autoestima individual,…)
Una vez conseguido esto, otra parte imprescindible del proceso de adoctrinamiento es eliminar todo pensamiento crítico. Esto se consigue aislando a la persona (la táctica favorita de los maltratadores) de su entorno e impidiendo que le lleguen estímulos e ideas de la sociedad.
Recordemos que la sociedad tiene un efecto normalizador y hace que las normas de comportamiento y actitudes extrañas adquieran cierta normalidad.
Generalmente esto se consigue llevando a la persona a un entorno físico donde no se pueda relacionar con la sociedad en general y/o impidiendo que la persona tenga contacto con sus seres próximos, renunciando a ellos.
Lo más importante es hacer creer al acólito que el grupo al que ahora tiene el privilegio de pertenecer es un grupo exclusivo, y que si no sigue las normas, puede ser expulsado. Esto tiene que convertirse en una amenaza permanente, la persona hará todo lo posible para no romper ninguna regla.
El líder tendrá acceso a todos los recursos y personas del grupo, mientras que los miembros secundarios de la jerarquía obtendrán privilegios sobre los acólitos (la masa que forma la base).
Una vez llegados a éste punto, se le puede exigir a cualquier miembro que entregue todo lo que la organización desee, e incluso que se dedique a crear riqueza para el grupo.
La realidad es que a la secta le da igual el bienestar de la persona y sólo le importa lo que puede producir.
Aunque nos parezca que éste tema es lejano a la sociedad, en realidad está alcanzando dimensiones preocupantes.
Las redes sociales se han convertido en el nuevo medio de difusión de éste tipo de estructuras.
Además, la disgregación a nivel social y familiar en nuestro entorno se convierte en caldo de cultivo para que crezcan éstas organizaciones.
Aprovechan la falta de orientación y de valores para imponer los suyos propios.
En un futuro próximo, por desgracia, seguiremos oyendo noticias sobre sectas de todo tipo.
Por nuestra parte, seguiremos desarrollando el tema, y veremos que no es en absoluto novedoso.
Hablaremos de los líderes de sectas que se han dado a lo largo de la historia, en todas las religiones, y de cómo el ser humano necesita las creencias y las religiones.