Al- Rusafa, Córdoba, (siglo IX).
Estoy arriba, esta vez sin toldos que me protejan. Porque no se trata de caer, sino de elevarme hacia Ala el misericordioso.
Si él me ayuda, planearé y volaré como los pájaros, no en vano me he construido unas alas, aunque no tan livianas… el armazón es de madera y le cubre rica seda con plumas de azores cosidas.
Voy a probarlo de nuevo, como cuando salte desde la torre. ¡Que bella se veía Córdoba entonces desde allá arriba!, como ahora que la vuelvo a contemplar bajo mis pies…
Se comenta que soy viejo para intentarlo, mis amigos me dicen que soy un loco – pero -¿qué pierdo?, precisamente al haber perdurado tanto, no me es tan cara la vida.
También dicen que soy un sabio, un hombre insigne, que no debo ponerme en peligro, que mande hacerlo a un hombre más joven – a un esclavo. No entienden nada…
Precisamente necesito hacerlo yo, por mí mismo, saber si es posible, ir más lejos…
Todavía recuerdo cuando me precipite al vacio hace años. ¡Ah!, esa sensación me ha obsesionado, necesito repetirla y probar esa quimera.
Que en todo al-Ándalus no encuentre a nadie que crea en mí, no debe contenerme. ¿Cuándo se vio detenida la impaciencia del alma, inquieta en su visión? No me dejare atrapar por sus juicios, sus vacilaciones.
Pero ahora que lo pienso, ¿no debería de haber repasado mejor algunos aspectos del vuelo de mi azor? Tal vez peco de ubris como decían los griegos, y Ala no bendiga mi empresa, pero sólo será posible si él lo quiere…
¡Bueno, basta ya!, esas dudas…
Días más tarde, casa de Ibn Firnás
– ¿Me viste? ¿Verdad que volé como el viento?
– Si, viejo chiflado, y duraste en el aire más de lo que creía…
– Desde arriba amigo mío, el Guadalquivir era verde, y se retorcía como las sierpes de Sierra Morena.
– ¿Y qué se siente planeando por el éter?
– No hay palabras en nuestro idioma, ¿Cómo describirlo?…
– ¿Volverías a hacerlo, aunque te rompieras otra vez las piernas?
– ¿Hacer lo que nunca ha hecho nadie?, sin duda. Pero esa vez le pondría una cola, que de todo se aprende…
Reflexión
En todas las épocas encontramos almas arriesgadas que destacan por su pasión, tome está la forma que tome – política, cultura, arte… En el caso de Abbás Ibn Firnás fue la ciencia el objeto de sus desvelos, que le llevo cada vez más lejos, siendo el primer hombre que se atrevió a volar, antes que la imaginación de Leonardo le llevara a diseñar sus artefactos, y del primer vuelo aerostático de los hermanos Montgolfier.
Enseñanza de la Historia
Hay personas que no se conforman, siempre quieren saber más, comprobar si es posible y conquistar nuevas fronteras, aunque dependa de ello sus vidas.
Datos Históricos
En la edad de oro islámica, brilla con luz propia – ya incluso antes del califato – la ciudad de Córdoba.
En la época de Abderramán II, asistimos a una apertura hacia el saber de Oriente, de ciudades como Bagdad con su Escuela de la Sabiduría, que expandían el conocimiento desde allí.
En Córdoba, nos encontramos una corte de sabios que van a aportar un desarrollo científico y artístico, nunca antes visto. Entre ellos Abbas Ibn Firnas destaca por su pasión, que le llevo a ponerse incluso en peligro en varias ocasiones, por confirmar sus investigaciones.
Nacido seguramente hacia el 810 en Ronda o sus proximidades, su vida posterior se desarrolló en la capital Omeya, hasta el 887 fecha de su defunción.
Polisabio y protohumanista – como muchos de sus contemporáneos – dominaba varias artes, entre ellas: física, astronomía, filosofía, música y poesía. Ésta última junto a la astrología, es la que le permitió introducirse en el ámbito palaciego.
Inventor de varios artilugios científicos que le dieron fama ya en su tiempo, como el diseño de una clepsidra para medir el tiempo, la llamada Al-Maqata-Maqata, o un astrolabio esférico donde se movían los astros.
También destaco en la técnica para tallar el cristal de roca, así como la obtención de una nueva fórmula, que mejoró la incipiente industria del vidrio en Al Andalus.
Hijo de su tiempo, estuvo siempre atento a las novedades que venían de otras tierras, utilizando las tablas astronómicas de Sinhid procedentes de la India, ayudando así, a introducir saberes, que serán básicos para el desarrollo de la ciencia occidental.
Pero sus hazañas más conocidas, son las referidas a sus intentos pioneros en el vuelo, usando para ello un método científico, por lo que se le reconoce como el primero en usar una especie de paracaídas, y de planear por el aire 900 años antes que los hermanos Montgolfier.
Su accidentado aterrizaje, también movió críticas y burlas en su tiempo, como la recogida en este poema:
¡Quiso aventajar al grifo en su vuelo,
y sólo llevaba en su cuerpo
las plumas de un buitre viejo!
Mumin Ibn Said
La primera noticia que tengo de este vuelo, es muy reconfortante ver que la historia no solo son «guerritas»…