Para muchas culturas, las serpientes han sido y son animales sagrados.

A menudo se debe a razones prácticas: eliminan a los ratones que destruyen las cosechas.

Pero desde otro punto de vista, simbolizan el renacimiento del ser humano, la posibilidad de empezar una nueva vida.

Por un lado, en invierno caen en un estado en el que parecen muertas. Pero cuando sube la temperatura, vuelven a la vida. Lo que pensábamos que era el final, no era otra cosa que parte de un proceso, el comienzo de una nueva vida.

Por otro lado, cuando crece y evoluciona, tiene la capacidad de dejar atrás su piel, y cambiarla completamente. Lo mismo que cuando una persona evoluciona ha de ser capaz de dejar atrás ciertas ideas, recuerdos y pesares.

Sin saber soltar, no hay manera de progresar.

Eso nos enseñan las serpientes.