La abuela dice que hay que tener paciencia y que los niños que siempre se quejan se ponen muy feos. También los que se enfadan si la seño no cuelga su dibujo en el tablón, o no llegan los primeros al comedor. A mí lo que me gusta es pintar, por eso ´medalomismo´…
Quejarse es arrugar la nariz y protestar porque Gloria se ha colado en la fila de subir al tobogán. Algunos mayores se quejan todo el rato, por eso les salen arrugas en la nariz.
En el parque, se ponen feos los niños que lloran por las chuches o porque no encuentran un palito para meterlo en el hormiguero. Las hormigas nunca se quejan, aunque les tapes la entrada de su casa con el dedo; se quedan ahí, con su pipa en la cabeza, esperando a que los niños se cansen y les dejen hacer su trabajo.
Hoy, había una niña grande en el columpio del parque. Llevaba mucho rato paseándose y no me lo prestaba. Entonces me crucé de brazos y miré a la abuela con cara de ´enfadá´, y ella hizo así con la mano como diciendo: «Ten paciencia». Me puse a jugar hasta que la niña terminara con el columpio. Y, mira, no tengo ni una arruga en la nariz.