Cuando investigas un poco la historia, te das cuenta de lo poco que cambia el ser humano a lo largo de los siglos.

Los problemas que ahora nos parecen de rabiosa actualidad ya preocupaban a nuestros antepasados.

Y siempre ha habido inconformistas y provocadores que los denunciaban.

Si hablamos de grandes provocadores de la historia, no podemos dejar de mencionar a Diógenes de Sinope, conocido también como “el cínico” o “el perro”, mote éste último del que se sentía muy orgulloso.

Vivió hace aproximadamente 2400 años en Atenas. De haber vivido hoy en día, seguramente se habría pasado la mitad de su vida en la cárcel.

Todo el mundo temía su afilada lengua, su desvergüenza y su capacidad de burlarse de todo ser humano que se le pusiera por delante.

Se cuentan muchas historias sobre Diógenes, algunas muy conocidas y otras no tanto: la que os vamos a contar hoy es una de las que han pasado de puntillas por la Historia. Sin embargo, es una de las más jugosas, ya que nos habla de algo tan moderno como la relación entre poder y libertad.

Es la siguiente:

Un día estaba  Diógenes sentado en plena calle comiendo un plato de lentejas.

Se le acercó uno de  los hombres más poderosos de la ciudad y le dijo: “Si supieras agradar a las personas poderosas, no tendrías que comerte esas asquerosas lentejas”.

Diógenes dejó de comer, miró al hombre y sonriendo le contestó: “Y si tú supieras comer lentejas, no tendrías que agradar a las personas poderosas”.

Al final, todo depende de nuestra perspectiva.

¿Cuál es tu opinion?