Las Legiones Romanas tenían una palabra que era terrible y magnífica al mismo tiempo: la “DEVOTIO”.
La “DEVOTIO” era la máxima entrega por parte de generales y soldados.
Era ir a una batalla consciente de que todas las posibilidades estaban en contra de uno, en la que había muy pocas opciones de salir con vida.
Una batalla en la que había que tomar parte, porque estaba en juego la seguridad del propio pueblo, o había que proteger a otras unidades que se estaban retirando.
Los soldados que tomaban parte en una acción de éste tipo eran largamente recordados y honrados.
Los que sobrevivían recibían una “OVATIO”, una ovación oficial en la que se les agradecía su coraje y entrega.
Hoy en día, en nuestra vida cotidiana, hay otras formas de “DEVOTIO”:
- Los padres que se sacrifican hasta lo indecible para que sus hijos tengan una vida mejor que la que ellos tuvieron.
- Las personas que lo apuestan todo para que su pareja sea feliz.
- Quienes apoyan al crecimiento de otras personas, sabiendo que cuando alcancen el éxito, olvidarán la ayuda que se les ha dado.
- Quienes cuidan con la máxima entrega a personas enfermas que saben que no se van a recuperar,…
Pero lo que sí hemos perdido es la costumbre de honrar a esos héroes cotidianos, esas personas que consiguen que el mundo siga adelante.
Ese tipo de personas no reciben el reconocimiento que merecen.
Una y otra vez se quejan de lo desagradecidas que son las personas con sus esfuerzos.
Y una y otra vez hay que recordarles que esperar que las personas sean agradecidas es una actitud bastante arriesgada.
Tal vez la mejor actitud cuando sentimos que hemos perdido nuestro tiempo y energía con una persona, sea considerar que se trata de un regalo.
Se lo hemos dado sin esperar nada a cambio.
Pero aunque ayudar a los demás sea admirable, el primer paso siempre debe ser ayudarse a uno mismo, hacer que la propia vida sea agradable.
A partir de ahí se pueden edificar las relaciones.
Volviendo a la “DEVOTIO”, sirva éste artículo como una modesta y pequeña ovación para esas personas que han hecho lo que debían en la vida, sin importar lo que piensen los demás.
Las que han dedicado parte de su vida a mejorar la de los demás.