A menudo nos encontramos con situaciones terribles en nuestra vida.
Pensamos que nunca terminarán. O que si terminan, saldremos maltrechos de ellas.
Siguiendo con nuestros artículos sobre el “Nuevo Pensamiento” de principios del siglo XX, veremos que hacían una interpretación un tanto peculiar de un símbolo universal: la Cruz.
Cuando una persona está terminando un periodo crítico de su vida, se siente como clavada a esa situación, crucificada.
A pesar de que intentamos todas las soluciones posibles, nuestra terrible situación sigue ahí: la muerte de un ser querido, el final de un trabajo, la traición de alguien en quien se confiaba, la falta de proyectos de vida,…
Si recuerdas la escena de la Biblia, verás que Jesús estaba crucificado, clavado de forma irreversible a un madero.
Esta imagen también la encontramos en la mitología nórdica, cuando Odín permanece clavado al árbol del mundo con una lanza durante ocho días.
Al final, cuando Odín es desclavado, ha adquirido una sabiduría y un conocimiento imposibles de conseguir de cualquier otra manera.
Algo parecido pasa con Jesús.
Finalmente cuando siente que ya ha tocado fondo dice aquello de” Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Se trata de una aceptación de la situación.
Pero eso no significa que se encuentren la solución es inmediatamente.
Tras su muerte, tarda unos tres días en resucitar, es decir, comenzar una nueva vida.
Siempre que en nuestra vida hay un cambio importante, hay un periodo en el que lo único que podemos hacer es resistir de la mejor manera posible.
Se trata de un tiempo en el que no hay esperanza de futuro ni perspectivas, únicamente Fe y confianza en la vida.
Con este símbolo, vemos que los problemas, por muy terribles que sean, se superan.
Tal vez no lo solucionemos, tal vez nuestra única opción sea saber dejarlos atrás y abrirnos a una vida nueva y mejor.
Y tras el dolor, encontrar nuestro auténtico futuro y nuestro auténtico ser, aquello que nos llena.
En el fondo, esta experiencia es un regalo para nuestra evolución.
Es una bella forma de simbolizar el proceso del duelo.
Y es una forma de aprender que hay que saber dejar cosas atrás.
¿Qué opinas?