Sus cenizas en el viento, en el viento…

Dicen que ya Merlín – el nigromante – anunció su llegada, profetizó que una doncella salvaría Francia.

Casi 100 años hace que dura esta guerra; la tierra rezuma odio, sangre y cansancio.

Demasiado tiempo para no acabarla, a pesar de que muchos reyes lo intentaran.

Cómo es posible que una mujer, y tan joven, venza pues a los ingleses y borgoñones. ¿Sera acaso un demonio?

Sí, debe serlo, o un ángel exterminador acaso.

Ella misma dice escuchar la voz de Dios, aconsejándola, iluminándola… Y al fin, el arcángel San Miguel – nuestro protector –  dice que se le apareció una noche, ordenándole liberar Francia por deseo del Altísimo.

Dicen que llevaba coraza, yelmo en la cabeza y en su mano un estandarte, y aunque tuvo espada no la usaba, liderando a un ejército que la siguió siempre ciego.

Gran estratega,  con esa confianza  suya siempre en la victoria,  muchos caballeros  acudieron en su ayuda, y no dudaban en pelear a su lado.

Ya lo han hecho en el sitio de Orleans, rompiéndolo contra todo pronóstico,  su valor fue lo que dio moral a los soldados.

No una mujer, no: una Santa, una endemoniada, o quizás una hechicera, eso, una bruja…

O sino ¿cómo consiguió adivinar quién era el rey, si nunca antes lo había visto cuando lo visitó en Chinon? Éste se escondió entre sus cortesanos – pues desconfiaba – y la doncella no dudó, hallándolo.

Convencido el rey de su excepcionalidad le dio más soldados, un ejército, y ella, ella siguió luchando, hasta vencer en Orleans, como ya he dicho

¡Pero qué celada de los enemigos! Nos la trajeron a Ruan porque no querían juzgarla, decían que era una cosa de Dios, que nosotros los inquisidores, éramos los que debíamos procesarla – por bruja – sí, no por Santa.

Así desprestigiaban al rey, el que le dio ejércitos, el que creyó en sus palabras…

Y yo asistí a los juicios, impertérrito vi como clamaba su inocencia, que era Dios quien le hablaba, no el demonio.

Solo una vez la vi dudar…pero pronto se desdijo, y la quemamos, si, en brillante hoguera.

Desde entonces no duermo, las dudas me atormentan y solo pienso en sus cenizas. Sus cenizas en el viento…  

Reflexión: ¿Quién fue Juana de Arco?

Como un caleidoscopio, las posibilidades se agolpan: santa, bruja, mujer avanzada a su época, loca esquizofrénica, iluminada…

Tal vez esto no importe, ella seguía una misión “divina”, acorde a su época.

Pero esta misma época le jugó una mala pasada – la juzgaron por bruja – la utilizaron para desprestigiar a su rey, ese por el que ella luchaba.

Aunque más tarde la declararán Santa. Pero tal vez, esto a ella no le importará…  

Aprendizaje de la Historia En nuestra época, Juana de Arco es considerada una esquizofrénica, en la suya una Santa  o una endemoniada.

El contexto histórico importa, a veces nos arrastra como una ola y nos lleva a donde no esperábamos, más allá de dónde imaginábamos.