En un altozano de la provincia de Guadalajara, rodeada de campos de cereal, con el Tajo a sus pies, nos encontramos con las ruinas de Recópolis, la ciudad olvidada

Fundada por Leovigildo como manifestación del poder alcanzado durante su reinado, en el último cuarto del siglo VI, Recópolis debía ser un símbolo que perdurará,  y por eso llevó el nombre de su heredero Recaredo, con la intención clara de crear una monarquía hereditaria

O tal vez Recópolis, se llamó en realidad Rexopolis  o “Ciudad del rey”, como sugieren las monedas acuñadas de la ceca de Leovigildo

Los reyes visigodos eran elegidos por los nobles, y aunque a veces la corona recaía  en el hijo del anterior monarca, no siempre era así. Nos han llegado crónicas del llamado “morbo gótico”, que consistía en eliminar al rey elegido cuando un clan de la nobleza no estaba de acuerdo, por lo que el regicidio en esta época estaba a la orden del día

Leovigildo, quiso acabar con este problema que desestabilizaba el reino cada vez que el rey moría, y de paso inhibía el poder de los aristócratas

La nueva ciudad, tenía una estructura urbanística a imitación del modelo bizantino, con calles rectas, viviendas con patio, zona comercial, jardines  y murallas

También disponía de un conjunto monumental que se accedía por una gran puerta, símbolo del poder religioso y terrenal: el palacio y la iglesia palatina

El gran palacio situado en torno a una plaza, estaba compuesto por varios edificios de dos alturas, y dominaba toda la ciudad y aledaños, siendo el edificio más grande construido  en ese periodo en Europa occidental

Su importancia administrativa y de gobierno era patente. Además albergaba a los nobles y funcionarios, siendo el único edifico al que le llegaba agua del Tajo mediante un acueducto, el resto de la ciudad disponía de cisternas para ello

Aunque de los visigodos nos ha llegado escasas iglesias de pequeña factura, o ya muy retocadas en estilos posteriores, la ciudad de Recópolis disponía de una iglesia palatina – hoy en día en ruinas y también muy transformada

Pero su singularidad viene dada, en que es la única asociada a un palacio realizada por los visigodos y encontrada hasta la fecha. Debía estar muy decorada por los restos que nos han llegado, antes de que sirviera como cantera para la próxima Zorita de los canes,  siguiendo el mismo destino del resto de la ciudad

La vida cotidiana de la ciudad –además de lo agropecuario – estaba centrada en las relaciones comerciales que mantendría a lo largo del Mediterráneo, preferentemente con el Norte de África

Existían talleres de cantería, orfebrería y vidrio, que junto a las relaciones comerciales, nos habla de una gran vitalidad artesanal y económica

A Recópolis también llegaban productos de la mejor calidad, que nos hablan del gusto sofisticado de sus habitantes, con una elitista forma de vida no solo en lo económico, sino también en cuanto a lo social y cultural

A pesar de ello, a mediados del siglo VII se inicia su decadencia progresiva

La ciudad de Recópolis es una muestra del nivel cultural adquirido por los visigodos, así como de la importancia que han tenido en nuestra historia. Todo amante de nuestra propia cultura debemos conocer y reconocer la enorme importancia del legado que nos transmitieron

 

Para saber más:

  • Recópolis, parque arqueológico (Zorita de los Canes, Guadalajara)
  • Página Web: recopilis.com