La vida, hay que tomarla como una obra de teatro. Nuestra propia obra teatral, en donde somos (debemos) ser protagonistas, directores/as y guionistas de nuestra propia vida. Cada acto que hacemos o cometemos, tiene su repercusión en la vida, en nuestra vida diaria. Es un acto que nos puede enriquecer o empobrecer la vida.
En una estación de trenes, hay trenes que llevan al pasajero a su destino. Y en los andenes de las estaciones están esperando, los pasajeros, para subirse al tren e ir a su destino. La vida es una estación de trenes. Trenes llenos de sueños y oportunidades.
Sin duda alguna, la vida es una estación de tren, lleno de trenes, llenos de oportunidades. Y las personas, esperan sentadas en los bancos del andén… a su tren, para que le lleve a su destino, a su oportunidad, a su anhelado sueño.
Se suele decir, que el tren de la vida solo pasa una vez en la vida. Pues… ¡No es así! El tren pasa una y otra vez, como mínimo… 3 o 4 veces. Con lo cual, tienes 3 o 4 oportunidades para subirte a ese tren que te llevará a su tu sueño. Pero si dejas escapar el último tren que te lleva a tu sueño…
A veces, o muchas veces… no vemos venir ni llegar ese tren. Porque tenemos la mente (que tanto nos tortura) confusa, nublada, con miles de cosas y no nos enfocamos en lo que realmente queremos y necesitamos. Y otras veces, no queremos ver ese tren que llega para nosotros.
¿Por qué? Por miedo, por inseguridad, porque… nos sentimos cómodos en el incomodo confort de la falsa seguridad. Nos da miedo subirnos a ese tren. Por eso, hay que querer ver ese tren, hay que querer subirse a ese tren. Subirse a ese tren, supone romper con la zona del confort.
Muchos/as no se suben al tren por miedo al fracaso, a la derrota, a equivocarse de vagón, de camino… ¡Y qué más da! Date la libertad de equivocarte de vagón y de camino. Es así, como se aprende.
Acaso… ¿Cómo aprendiste a andar en bicicleta? Cayendo una y otra vez. ¿No? La vida… es como andar en bici. Hay que caer y volver a subirse a la bici y pedalear sin parar… ¡Hacia el sueño!
Las estaciones están llenas de personas viendo pasar los trenes. Viendo como se alejan sus sueños, sus oportunidades. No dejes, que eso te ocurra a ti. Porque… llegará un día, que te hagas mayor… y estando en el andén, te preguntes… ¿Por qué no cogí ese tren? Y la respuesta te la sabes perfectamente, pero no te atreves a decirlo.
Las personas que se quedan en los andenes, observando a los trenes de las oportunidades pasar, son personas… que se dejaron vencer por sus miedos, sus inseguridades, el entorno… lo de siempre.
No dejes que eso te pase a ti. ¡Súbete al tren! Súbete al tren que te llevará hasta tu objetivo. Y tu objetivo… es tu sueño. En esta vida, faltan audaces, con ganas de ir a por sus sueños, que estén dispuestos a tropezar y aprender. ¡Súbete al tren de tu vida! ¡No te quedes en el andén!